“Emilio Lozoya Austin pudo ser el administrador de una empresa que se suponía próspera pero que requería una transformación radical para consolidarse. El colapso del precio del petróleo lo hizo imposible”, escribe el Doctor en Economía Sergio Negrete Cárdenas para la revista Forbes.
El especialista considera que Lozoya mantenía en curso el plan que había diseñado para la petrolera, “pero en meses recientes se confirmó que Pemex no necesita un médico que haga milagros y cure moribundos, sino un enterrador que reconozca un cadáver, y que entre más rápido se ponga en un ataúd y bajo tierra menor es el riesgo de putrefacción, aparte del contagio presupuestal a su único dueño: el gobierno federal”.
Por ello, Negrete considera que el cambio de mando en Pemex “debe verse como el nombramiento de un síndico que pilotará el virtual proceso de quiebra”.
José Antonio González Anaya, a decir del economista, deberá enfrentar dos grandes retos: Recortar a fondo la inversión de Pemex y enfrentar al sindicato de Pemex.
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