Mientras conducía hizo un gesto que fue interpretado como racista por otro automovilista
Dice que él no sabía que esa señal era racista e incluso quien tomó la foto admite que quizá exageró
Emmanuel Cafferty, un hombre estadounidense de 47 años de edad, trabajaba inspeccionando las redes subterráneas de gas y electricidad de la ciudad de San Diego, California.
Era el mejor empleo que había tenido en toda su vida: ganaba 41 dólares la hora, el doble que en su empleo anterior, y tenía cobertura de salud y de jubilación por primera vez en su vida.
Sin embargo todo terminó por culpa de una foto que le tomó un desconocido y por la cual fue acusado de ser racista, pese a que él es hijo de inmigrantes mexicanos y no es blanco.
La foto en cuestión lo muestra sacando su mano izquierda por la ventana de la camioneta de su trabajo, la cual conducía. En un momento, Emmanuel juntó sus dedos formando un “Ok”, el cual ha sido considerado un símbolo racista pero, asegura él, no sabía la connotación que tenía.
“Ese hombre comenzó a tocar la bocina y a insultarme. Gritaba: ‘¿va a seguir haciendo eso?’ y sacó el celular para fotografiarme. Pensé que tal vez le había cerrado el paso en el tráfico, por accidente. Pero estábamos los dos parados en el semáforo y yo no entendía nada”, dijo en entrevista para BBC Mundo.
La imagen fue difundida en Twitter por el automovilista, arrobó a la compañía en la que trabajaba Emmanuel y se hizo viral.
Ese mismo día, después del incidente, su supervisor lo llamó para decirle que había sido denunciado en redes sociales por racismo, así que lo suspendió del empleo y cinco días después fue despedido.
“En mi caso, no era un símbolo. Solo estaba chasqueando los dedos. Pero un hombre blanco lo interpretó como un gesto parecido al ‘OK’, que sería racista, y se lo dijo a mis jefes, también blancos, que decidieron creerle a él, no a mí, que no soy blanco”, dijo en entrevista para BBC Mundo.
De acuerdo a la Liga contra la Difamación, una organización centenaria que combate los discursos de odio en Estados Unidos, el símbolo del “OK” fue adoptado en 2017 por usuarios racistas en foros de Internet como 4chan.
Tras lo sucedido, el autor de la fotografía admitió que quizá exageró en la interpretación que hizo del supuesto gesto y que, a pesar de haber etiquetado en su publicación a la empresa en la que Emmanuel trabajaba, no quería que fuera despedido.
Ahora Emmanuel está en terapia para lidiar con el estrés y dolor que le ha provocado este episodio. Además, no sabe cómo seguirá con su vida, ya que ninguno de sus exempleadores lo llama porque al buscar su nombre en Google aparece lo sucedido con el gesto.
La BBC señala que el caso de este hombre de origen mexicano es emblemático de lo que se considera un peligroso efecto colateral de la llamada “cultura de la cancelación”.
El movimiento comenzó hace algunos años como una forma de llamar la atención sobre causas de justicia social y preservación medioambiental, como una manera de amplificar la voz de los grupos oprimidos y forzar acciones políticas de marcas o figuras públicas.
Esta práctica ocurre cuando un usuario de redes sociales como Twitter o Facebook presencia un acto que considera injusto, lo graba en video o lo fotografía y lo publica en su cuenta, etiquetando a la empresa empleadora del denunciado y autoridades públicas u otros influencers digitales que puedan amplificar el alcance del mensaje. Es común que, en cuestión de horas, el post haya sido replicado miles de veces.
La cancelación va más allá del típico troleo de Internet, con insultos coordinados, frecuente en disputas de opinión entre usuarios de redes. Es un ataque a la reputación que amenaza el empleo y los medios de subsistencia actuales y futuros de la persona cancelada.
Por ahora Cafferty ha decidido demandar la empresa en la que trabajaba y al hombre que lo fotografió. Asegura que nunca hizo activismo político en su vida y antes del escándalo ni siquiera tenía cuenta de Twitter.
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