Los monjes liberaron a los animales para mostrar respeto a la naturaleza y la compasión que se debe tener hacia todos los seres vivos.
Monjes de la Sociedad Instituto de la Gran Iluminación visitaron durante varios días mercados de mariscos en Canadá para comprar langostas.
Pero no lo hicieron para comérselas, querían salvaras. Su idea era liberarlas en mar abierto.
Luego de comprar 272 kilos de langostas vivas y recitar algunos rezos por ellas, se dirigieron hacia el océano, donde las desataron de las tenazas. Luego subieron a un bote y en medio del mar, las dejaron ir.
Para los monjes, liberar a las langostas significó un mensaje del Dalai Lama: “debemos tratar bien a cualquier criatura viviente y esto incluye desde un humano hasta un crustáceo”.
“Respetamos la elección de dieta de todos, así que no hacemos esto para convertirlos al vegetarianismo o al veganismo”, indicaron, sólo para mostrar respeto a la naturaleza.
“Este propósito para nosotros es cultivar la compasión hacia otros. No tienen que ser langostas, pueden ser gusanos, moscas, cualquier animal; conducir lento para no ver matar pequeñas criaturas en las calles. Creemos que si todos son capaces de hacer eso, tendremos un lugar mejor, un lugar más armónico”, dijeron.
Fuente: upsocl
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