Octavio Rojas Hernández llegó a su casa este lunes 11 de agosto después de asistir a un evento del municipio de Cosolapa, Oaxaca, donde trabajaba de jefe de prensa, y se disponía a comer con su familia cuando un hombre llegó a preguntar interesado en comprarle su automóvil. Rojas salió de su domicilio y le dispararon al menos cuatro balazos.Eran apenas las dos de la tarde.
Rojas tenía 35 años y para colmar su ansia de hacer periodismo combinaba su trabajo en el Ayuntamiento con una corresponsalía para el diario El Buen Tono, editado en Córdoba, Veracruz. Cosolapa es el municipio más septentrional de Oaxaca, limítrofe con Veracruz, a poco más de 50 kilómetros de Córdoba y forma parte de la misma región de la Cuenca del Papaloapan que los municipios jarochos de Tezonapa y Omealca.
Cosolapa está en la ruta del migrante y bajo control del grupo criminal Los Zetas, por lo que sus colaboraciones eran casi siempre de nota policíaca ya que ¬–a decir del jefe de información de El Buen Tono, Miguel Ángel Contreras– es una región “muy caliente”.
El sábado 9 de agosto, El Buen Tono publicó la última nota de Rojas, sin firmar, sobre el aseguramiento de 16 mil litros de combustible robado de los ductos a Pemex en tres camionetas propiedad del director de la Policía municipal de Cosolapa, Fermín Vanegas, por parte del Ejército y la Policía Estatal. Es la última de una serie de notas sobre los “chupaductos”, como el periódico llamaba a los asaltantes de combustible y que un día antes reportaba la huida del mismo jefe de la Policía ante las averiguaciones previas en su contra. Rojas no firmaba sus notas , pero era el único corresponsal del diario en el municipio y en las últimas tres semanas había escrito cosas como “No hay ley en Cosolapa” o “en un nuevo acto de prepotencia y abuso de autoridad, y sin orden judicial de por medio, elementos de la Policía municipal dirigidos por el director Fermín Vanegas Hernández…”
Para el jefe de información de El Buen Tono, el asesinato tendría que ver directamente con esta notas y exige que la pesquisa policial considere esta línea de investigación. “Para nosotros, la familia e inclusive fuentes del ayuntamiento creen que es a causa de las notas. La Procuraduría debe profundizar por ahí, que se investigue bien y que se llegue a las últimas consecuencias”, declara Contreras.
“Hasta ahora la información preliminar nos indica que su asesinato podría estar relacionado con su información y por tanto es un ataque a la libertad de expresión”, ratifica Darío Ramírez, director de Artículo 19, la organización que vela por los derechos de los periodistas. Y exigen que la Procuraduría de Oaxaca y Veracruz, por la colindancia, trabajen de manera coordinada en buscar a los responsables.
Lo único que dijeron los vecinos y la familia es que por el sonido de los disparos el atacante traía un arma de grueso calibre y que salió huyendo a bordo de una camioneta Chevrolet verde. Cuando Miguel Ángel Contreras, jefe de información del periódico El Buen Tono, llegó el lunes a las 5 de la tarde junto a un redactor y un fotógrafo, los halcones –como se les llama a los informantes del crimen organizado– empezaron a aparecer. Les tomaron fotos a los tres y a las placas de su vehículo.
“Ahí está controlado por los Zetas y tanto funcionarios como la misma policía están implicados. Nosotros como diario muchas veces preferimos no manejar algunas cosas para proteger a los reporteros”, explica Contreras.
A un día y medio del asesinato de Rojas, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión (FEADLE) no se ha pronunciado pública ni directamente. Al periódico sólo habló la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Octavio Rojas es el 79avo periodista asesinado desde el año 2000 donde hay indicios que su homicidio puede estar relacionado con su actividad profesional, según los conteos de Artículo 19. El anterior fue hace apenas dos semanas en Zacatecas. El 29 de julio asesinaron al reportero y camarógrafo de Canal 9, Nolberto Herrera Rodríguez, en la capital zacatecana.
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