El doctor habló de delitos de lesa humanidad y tortura
Un experimento “afectó a unas 500 personas, algunas de las cuales han muerto y otras padecerán secuelas de por vida”, denunció el médico
Pacientes del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN), diagnosticados con hidrocefalia, recibieron entre 1993 y 2006 el implante de un dispositivo el cual estaba en fase experimental. De acuerdo con los afectados, el dispositivo fue el responsable de que su salud se haya deteriorado de manera considerable.
“Tengo coraje de estar así, yo ya no voy a poder estar bien, por mucho que me hagan. Desde entonces estoy cansada, me mareo, me he caído en la calle, me he desmayado”, afirmó Yolanda Guerrero, una de las personas quien recibió el implante, al programa En Punto.
De acuerdo con las diligencias, de 1993 a 2006 el INNN implantó 477 sistemas de derivación en individuos con hidrocefalia. En el año 2009, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico concluyó que el dispositivo se instaló cuando estaba todavía en su fase experimental, sin un protocolo de investigación vigente y sin el permiso sanitario correspondiente.
El caso volvió a la agenda en 2017 luego de que el neurocirujano Rodolfo Ondarza, quien aspiraba a la dirección del Instituto, denunciara irregularidades en beneficio de Miguel Ángel Celis, durante el proceso penal en su contra, pues en 2006 fue acusado de incurrir en acciones irregulares cuando estuvo al frente de la dirección de Radioneurocirugía y fue señalado por fraude en su investigación de la esclerosis múltiple.
No fue el único, otros especialistas denunciaron a Celis, quien fue nombrado nuevo director del INNN, por utilizar un esquema de experimentación médica para usar a las personas como “conejillos de indias”.
“El ensayo afectó a unas 500 personas, algunas de las cuales han muerto y otras padecerán secuelas de por vida. Lo grave, así, no es sólo la designación de Miguel Ángel Celis, sino el hecho de que el caso no ha sido debidamente investigado ni sancionado por las autoridades del país”, detalló el neurocirujano Rodolfo Ondarza a la revista Proceso.
Tras estas denuncias, el neurocirujano afirmó haber recibido amenazas de muerte en su contra por haber hablado de un presunto “crimen de lesa humanidad” por cirugía experimental en humanos en el INNN.
El médico, junto con otros profesionistas, fue despedido de manera injustificada luego de llevar a cabo la denuncia de dicho delito y de la tortura médica; sin embargo, en 2012 la justicia favoreció a Ondarza para su reinstalación.
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