-Por Manuel Tenedor
No me atrevería a juzgar a quienes aseguran que el recientemente recapturado Joaquín Guzmán Loera no es el Chapo de verdad si tomamos en cuenta que el gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto ha mentido desde antes de ser gobierno. El escepticismo popular proviene de la dudosa autenticidad en el proceso de recaptura del capo y en la manera en que se ha manejado mediáticamente.
Algunos seguimos creyendo que la detención del Chapo en 2014, la fuga en 2015 y la recaptura en 2016 lejos de ser genuinas tienen aspectos de simulación.
¿Acaso la captura del Chapo va cambiar algo de la situación por la que atraviesa México?, seguramente no aunque sí podría. A Guzmán Loera lo han etiquetado como el delincuente más buscado del planeta. La revista Forbes lo ha reconocido como una de las personas mas ricas del mundo y se han publicado un sin fin de investigaciones acerca de las redes de operación de la organización delictiva que encabeza junto con otros personajes no menos siniestros. La realidad es que el imperio del Chapo no hubiera sido posible sin la complicidad de autoridades del más alto nivel tanto nacionales como internacionales.
El Chapo en la cárcel para nada debilita al Cártel de Sinaloa ni merma en lo absoluto al narcotráfico ni mucho menos va disminuir la violencia con su aprehensión. Lo que si pudiera cambiar algo es que Guzmán Loera comparta públicamente nombres de políticos que le han permitido ser quien es ahora entre los que seguramente aparecería el expresidente Felipe Calderón al que se le acusa desde hace tiempo.
El Gobierno Federal ha optado por aplaudirse ellos mismos y han manejado un lenguaje de auto exoneración en un momento en que el deslindamiento de EPN es reconocido a nivel mundial y la institucionalidad del Estado Mexicano atraviesa por una severa crisis.
Los políticos corruptos le han causado más daño México que el mismo narcotráfico. Y no se trata de hablar a favor de ningún narco pero por lo menos ellos no niegan lo que son, mientras que muchos políticos esconden realmente lo que son y a lo que sirven, comenzando por EPN.
Se insiste en que la detención del Chapo es una cortina de humo para tapar la intapable devaluación del peso frente al dólar y la caída del precio del petróleo en pleno saqueo neoliberal de los energéticos de México. En el largo plazo, la administración que preside Peña Nieto ha generado más violencia, miseria y deterioro al país por lo que el Chapo tras las rejas desgraciadamente no detendrá ese proceso de descomposición nacional.
Es cierto que no depende de Peña Nieto ni la devaluación ni la baja en el precio del petróleo pero nada está haciendo para contrarrestar la situación sino todo lo contrario. Si no lo responsabilizamos menos podemos eximirlo de ello. Siendo sinceros, EPN nunca escondió las verdaderas intenciones que tenía detrás de la obtención de la presidencia de México ya que ni siquiera la ganó limpiamente.
Los delincuentes más peligrosos de México siguen sueltos y varios de ellos seguirán presentándose a elecciones.
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