Más de 900 mil mexicanos con estudios de posgrado han emigrado a 67 países, al igual que 300 mil compatriotas que cursaron maestrías o doctorados. De acuerdo con la investigación Cómo transformar a México con innovación, que realizó la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), la mayoría de estos connacionales radica en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Bélgica y Holanda, porque no encontraron posibilidades de desarrollo laboral, académico ni científico en México.
El objetivo de la investigación, hecha a petición del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), fue conocer a fondo el panorama de la emigración de talento mexicano y cuál es su situación en el mundo, dijo a La Jornada Raúl Delgado Wise, coordinador general del estudio que será entregado al director del consejo, Enrique Cabrero.
Wise informó que durante un año y medio se intentó contactar a 260 mil posgraduados mexicanos que habían tenido beca del Conacyt para conocer las razones por las que emigraron y qué les impide regresar al país. 39 mil posgraduados contestaron las solicitudes de entrevista.
A diferencia de lo que ocurre con los mexicanos de baja calificación, 98 por ciento de los cuales emigran a Estados Unidos para emplearse en el campo, la construcción, la industria restaurantera y los servicios, a ese país se va el 80 por ciento de los mexicanos altamente calificados, refirió Delgado Wise.
Las principales áreas de trabajo o estudio de estos posgraduados se encuentran en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Sólo en Estados Unidos hay 20 mil mexicanos con doctorado, lo que equivale a la cantidad de doctores con que cuenta el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Los mexicanos con maestría o posgrado ya ocupan el tercer lugar en dicho país por su número, sólo detrás de los científicos de India y China.
El 80% de los graduados emigran a Estados Unidos porque es el país con más inmigración altamente calificada, y eso se debe a que ahí se produce, por mucho, el mayor número de patentes del orbe.
La fuga de cerebros es un problema estructural. Fuera del ámbito universitario, los graduados no tienen empleo ni de desarrollo profesional en otros ámbitos. Las universidades mexicanas se han convertido en fábricas de desempleados en muchos sentidos, especialmente en el caso de los altamente calificados, para quienes no existe oferta de trabajo.
Fuente: Regeneración
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