Por: Manuel Tenedor
Gran expectativa ha provocado la visita del Papa Francisco a México. Una parte de los católicos le esperan con ansias mientras que en otro sector de la sociedad mexicana existe desdén y un fuerte rechazo a su costosa visita. Se pueden ver casetas de teléfono, parabuses, espectaculares,camiones, anuncios en el Metro de la CDMX y un sinfín de aplicaciones de marketing con la imágen del “embajador” de Cristo en la Tierra y claro, no podían faltar las típicas canciones colectivas interpretadas por la farándula.
El Grupo Reforma realizó una encuesta telefónica en relación a la visita del Papa a México. Cabe señalar que las encuestas no son una verdad absoluta y si algo aprendimos de las elecciones del 2012 es que pueden ser totalmente manipulables. Me parece que este no es el caso. La mitad de los mexicanos no se sienten entusiasmados por la visita de Bergoglio y 9 de cada 10 tiene conocimiento de ello. El 46% de los encuestados piensa que la visita traerá cambios para bien mientras que el 49% lo duda. El 67% de los 500 encuestados considera que Bergoglio está realizando un buen trabajo.
Es un hecho que la Iglesia Católica no vive su mejor momento. Los escándalos de corrupción y pederastia han provocado que el catolicismo ya no sea tan atractivo para las nuevas generaciones, como sí lo era en épocas anteriores en las que incluso mataban a quienes se negaban a creer en su Fe. Por fortuna los tiempos han cambiado.
Desde que asumió el puesto, Jorge Mario Bergoglio ha pretendido ser un Papa distinto y más abierto a temas como: la homosexualidad, el aborto y los matrimonios igualitarios, sin comprometerse demasiado con las causas. Francisco ha registrado acertadas declaraciones como las pronunciadas en la ONU en donde pidió limitar el abuso y la usura con los países en vías de desarrollo, así como terminar con la sumisión de dichos países a sistemas crediticios que les impiden el progreso. Incluso se dice que el Papa fue fundamental para evitar un conflicto nuclear el año pasado entre EUA y Rusia.
Otras declaraciones han sido totalmente desafortunadas. En 2015 durante una entrevista transmitida por Televisa, el Papa declaró que responsabilizar a una sola persona o a un solo grupo por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa es infantil (aunque hayan sido fuerzas del Estado Mexicano quienes los desaparecieron y mintieron en sus informes). Durante esa misma entrevista, Bergoglio declaró que el diablo castiga a México por la aparición de la Virgen de Guadalupe y aseguró que -según su interpretación- todos en México somos guadalupanos seamos creyentes o ateos. Interpretación errónea.
Algunos ven en Francisco una figura que puede venir y regañar al gobierno de Peña Nieto, que para colmo ni su matrimonio religioso con la Gaviota es legal. En el mejor de los casos, Bergoglio incluirá una breve mención de la basta tragedia mexicana que se vive, la cual no se va resolver rezando pero sí podría ayudar a concientizar al pueblo creyente. Lo más difícil para Bergoglio es cargar el lastre que implica representar a una apestosa institución como la Iglesia Católica ya que incluso el Vaticano ha sido relacionado con la producción de armas.
Hoy más que nunca, no olvidemos aquella recomendación de Oscar Chávez al pueblo mexicano: “…ponte a pensar un ratito, no seas tan guadalupano”.
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