Rerso Seress compuso “Gloomy Sunday”, una canción que hablaba del momento más triste de su vida
La canción estuvo prohibida porque se relacionó con 100 casos de suicidio en Europa y Estados Unidos
En 1933, el compositor húngaro Rerso Seress estaba trabajando como pianista en un restaurante de Budapest llamado Kispipa Vendeglo. En ese entonces el músico, de 34 años de edad, estaba luchando por convertirse en un artista famoso, pero su vida dio un giro inesperado que le ayudó a crear mejores melodías.
Todo ocurrió cuando su novia lo dejó, quizá ésta fue una de las peores etapas de su vida, lo que hizo que se convirtiera en un personaje deprimido y apesadumbrado, dejando como legado piezas musicales que reflejaban su estado de ánimo.
Toda la tristeza que lo invadió lo ayudó a componer obras magníficas. Colaboró con un letrista llamado Laszlo y juntos crearon “Szomord Vasarnap” o, en inglés y como la conoce la mayoría del planeta, “Gloomy Sunday”, un tema bastante deprimente que narra la historia de alguien cuyo amante murió. Esta letra llevó a Seress a tener ideas suicidas.
“Gloomy Sunday” se convirtió en la canción favorita del músico, todas las noches la interpretaba en el restaurante donde trabajaba, la gente se emocionaba al escucharla y él hizo lo posible por promoverla con alguna disquera.
El compositor fue rechazado con su pieza por los pensamientos que describía. “No creo que hagamos ningún bien a nadie si la publicamos para que escuchen una canción como esta”, recibió como respuesta de productores de Hungría, Francia e Inglaterra.
Finalmente, en 1935, Seress logró que un productor se fijara en su pieza musical y lanzó “Gloomy Sunday”, la cual se convirtió en un éxito moderado.
La trágica historia de esta canción comenzó después de su lanzamiento, ya que en febrero de 1936 empezaron a surgir casos de muertes extrañas que la policía de Budapest investigó.
Tras la difusión de este incidente, la venta de las partituras de esta canción se dispararon.
No obstante, este no fue el único caso de suicidio relacionado con esta canción. Dos personas aparecieron el río Danubio de Budapest, cada una con la partitura de “Gloomy Sunday” en sus manos.
Además dos personas se dispararon en enfrente de unos músicos callejeros que interpretaban dicha canción.
Otro caso fue el de un hombre que después de entrar a un club nocturno y pedir a la banda que tocara “Gloomy Sunday” salió del recinto y se disparó en la calle.
En una casa, dos doncellas se cortaron la garganta mutuamente después de escuchar la canción.
Y un caso más, fue el de la ex novia de Rezo Seres, quien fue encontrada sin vida después de beber veneno. Su nota de suicidio decía “Gloomy Sunday”.
Tras contabilizar 18 casos de suicidios relacionados con este polémico tema, la policía de Budapest tomó medidas y pidió a las autoridades que músicos, orquestas y emisoras de radio dejaran de tocarla. También ordenaron a las tiendas que dejaran de vender sus partituras y grabaciones.
Pese a las prohibiciones en la reproducción de esta extraña canción, Gloomy Sunday se convirtió en un bestseller en toda Europa. Y en los meses siguientes estuvo relacionado con más suicidios, incluido un tipo en Berlín que se ahorcó con las partituras a sus pies, o un hombre en Roma que escuchó a un mendigo cantar la canción y luego saltó de un puente.
Cuando “Gloomy Sunday” llegó a Estados Unidos gracias a una traducción al inglés hecha por Sam M. Lewis. En 1936, Hal Kemp y su orquesta grabaron el tema, eran una de las bandas más populares de la época. Al parecer, les tomó mucho tiempo porque la partitura le molestaba a los músicos.
Los casos de muerte relacionados con dicha melodía continúo, un estudiante de la universidad de Ohio llamado Phillip Cooks, se convirtió en una nueva víctima en mayo de 1936, tras escuchar la canción varios meses.
Para 1941, Billie Holiday grabó la canción, posiblemente la versión más famosa, la cual se convirtió en un éxito de ventas en Estados Unidos e Inglaterra. Solo que esta versión tendría un verso más que compuso Sam M. Lewis algo más edificante para la canción.
Sin embargo, aun cuando la letra fue modificada, los suicidios no pararon. Una mecanógrafa neoyorquina se suicidó, pidiendo antes en una carta que se tocara la versión de Holiday de “Gloomy Sunday” en su funeral.
Ante las desgracias que rodeaban a esta trágica canción, la BBC de Inglaterra tomó una decisión insólita y ordenó que “Gloomy Sunday” solo se tocara en su versión instrumental.
No obstante para sorpresa del mundo, esta medida tampoco funcionó. En 1941, un policía de Londres escuchó la versión instrumental de la BBC que se reproducía desde una ventana, al acudir al sitio donde estaba el fonógrafo encontró a una mujer muerta que sostenía un bote de pastillas vacías.
Después de este incidente la emisora prohibió todas las versiones de “Gloomy Sunday”, una prohibición que se mantuvo vigente hasta el año 2002.
Una canción suicida o una coincidencia
“Me encuentro en medio de este éxito mortal como acusado. Esta fama fatal me duele. Lloré todas las desilusiones de mi corazón en esta canción, y parece que otros con sentimientos como el mío han encontrado su propio dolor en ello” declaró Rerso Seress luego de que su canción “Gloomy Sunday” estuviera vinculada a más de 100 suicidios.
El compositor nunca tuvo otra canción con tanto éxito, y el propio Seress se convirtió en otra víctima de su obra cuando saltó por una ventana de Budapest en 1968.
El hecho de que esta canción haya generado tantas muertes puede ser coincidencia de un deterioro social que se vivía en aquella época en Europa un lugar que no era feliz, al menos en su mayoría. La Segunda Guerra Mundial estaba en marcha para muchos países, y a la vuelta de la esquina para otros. El fascismo estaba en aumento, y las depresiones económicas habían paralizado el continente.
Si nos centramos en Hungría, el país que vio nacer “Gloomy Sunday”, éste fue uno de los países que tuvo una de las tasas de suicidio más altas del mundo en la década de 1930. Probablemente, la canción golpeó a una nación sensible en un momento aún más sensible, y en el instante preciso.
Además, los suicidios nunca alcanzaron proporciones epidémicas en otros países, lo que no quita que la reputación de la canción indudablemente ayudase a sus ventas.
Lo cierto es que tras la década de 1940 no se vincularon otros suicidios a la canción.
Actualmente la canción sigue siendo la favorita de cientos de músicos y melómanos, tanto por sus letras y melodías inquietantes, como por su oscura leyenda. En los últimos años con artistas como Ray Charles, Lou Rawls, Marianne Faithfull, Bjork, Sinead O’Connor o Elvis Costello, han hecho sus propias versiones.
https://youtu.be/kr7PtJAesA8
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