Por Karla Lara
Con una sensación entre gusto y desprecio leo y observo cada vez a mas mujeres reaccionar contra las preguntas “sexistas” o “machistas” que suelen recibir. Las que se han vuelto virales son las que algunas celebridades han rechazado en medios públicos: Scarlett Johansson, Ariana Grande, Cara Delevingne… pero todos los días, TODOS los días, las mujeres enfrentamos la incómoda situación de ser cuestionadas sobre temas fuera de lugar que pretenden ponernos en situaciones para hablar de nuestra intimidad o de cosas que en realidad, son absolutamente irrelevantes en el contexto de la conversación y que generalmente tienen la intención de disminuir a la mujer.
Las preguntas van desde resaltar el tono banal de las decisiones que puede llegar a tomar una mujer como por ejemplo: elegir entre el celular y el maquillaje si tienes que salir a una emergencia (¿?¡!)…, si llevan ropa interior debajo del traje del personaje de cierta película, o preguntas sobre sus medidas corporales o peso, comentarios inapropiados sobre su estado de ánimo o apariencia que quizá atiende a las “hormonas” (¿?¡!)…, se trata de un discurso cada vez menos aceptado en el que las mujeres reciben preguntas sobre su vida personal, sus elecciones y preferencias… y no está bien.
Algunas mujeres más empoderadas o con más experiencia, tienen la ventaja de poder identificar dichas preguntas y comentarios y parar en seco a su interlocutor (que a veces es mujer), y la importancia está en no permitir que esas preguntas dominen las entrevistas o las conversaciones, porque el sexismo y el machismo normalizan estas situaciones y las mujeres, todos los días, TODOS los días, tomamos decisiones importantes que trascienden en la vida de muchas personas.
Las mujeres cada vez mas ocupan puestos importantes, son no solo económicamente activas sino que mantienen hogares y familias completas bajo su responsabilidad. No solo las celebridades enfrentan estas incómodas situaciones, pero son quienes afortunadamente les dan voz… los comentarios sexistas lo que hacen en el fondo, es invalidar las capacidades profesionales o generales de la mujer como ser humano y la llevan (o eso pretenden) a un lugar de menor importancia y lo cierto es que la mujer tiene ya un lugar en la sociedad de absoluta relevancia.
Las preguntas y los comentarios sexistas muchas veces van disfrazados de humor (nada chistoso por cierto) y se conocen como “micromachismo” porque al fin y al cabo, “no es para tanto” y si lo es. Se trata de una forma sutil de violencia de género… no exclusiva de hombres, que pasa casi desapercibida pero refleja y da continuidad a las actitudes machistas y a la desigualdad de las mujeres respecto a los hombres. Sus formas incluyen: maltrato psicológico, emocional, físico, sexual y económico.
Los comentarios, preguntas y chistes sexistas son prácticas legitimadas por el entorno social, son formas de opresión para:
• Imponer y mantener el dominio y/o su superioridad.
• Reafirmar o recuperar dicho dominio.
• Resistirse al aumento de poder personal.
• Aprovecharse de dichos poderes
El término micromachismo fue acuñado en 1991 por el psicoterapeuta Luis Bonino Méndez, para dar nombre a prácticas que otros especialistas han llamado «pequeñas tiranías», «terrorismo íntimo» o «violencia blanda», menos populares que el primero.
En el término unió «micro», en referencia a lo casi imperceptible, lo que está en los límites de la evidencia; con el término “machismo”, que designa la ideología de la dominación y alude a los comportamientos de inferiorización de los hombres hacia las mujeres.
El sociólogo francés Pierre Bourdieu habló de la “violencia suave” para referirse a los estereotipos surgidos tras las conquistas en derechos de las mujeres del siglo XX. Para él se trata de un “neomachismo”, una redefinición de antiguos comportamientos androcéntricos, que en ciertos contextos del siglo XX en Occidente se consideran socialmente inaceptables, pero que los desean seguir practicando para afianzar o recuperar poder. Se trataría de una nueva forma de machismo más sutil, en una sociedad que lo tolera menos.
Bonino clasifica los micromachismo en cuatro tipos:
Utilitarios. Se dan en ambiente doméstico, sobre los cuidados hacia otras personas abusando de las supuestas capacidades femeninas de servicio y la naturalización de su trabajo como cuidadora. Ejemplo: regalar electrodomésticos a las mujeres para que hagan “su trabajo”, sin que la pareja los use de la misma manera o asumir que a la mujer “le toca” cuidar, limpiar, recoger…
Encubiertos. Son sutiles y buscan la imposición de las “verdades” masculinas para hacer desaparecer la voluntad de la mujer, que termina coartando sus deseos y haciendo lo que él quiere. Hay micromachismos en los silencios, en los paternalismos, en el “ninguneo” y en el mal humor manipulativo. ¿Quién no ha escuchado en casa: “atiende a tu hermano que viene cansado, o silencio porque papá está nervioso…”.
De crisis. Surgen cuando ellas empiezan a romper la balanza de la desigualdad en la pareja. Ejemplo: “Tu querías trabajar, organízate (con las tareas domésticas)”.
Coercitivos. Usan la fuerza moral, psíquica o económica para ejercer poder, limitar la libertad de la mujer y restringir su capacidad de decisión. Se ven en quién ocupa el mejor sillón de la casa, o se baña primero, el hombre que tiene tiempo libre para usar en lo que quiera.
Lo cierto es que esta forma casi invisible de machismo lo que hace es perpetuar y profundizar las desigualdades de género. Vivimos el micromachismo todo el tiempo, en todos lados: en la calle, en el trabajo, en la escuela, con nuestros amigos, nuestros familiares y hasta en nuestro propio hogar.
El micromachismo, al igual que toda forma de violencia de género, no es exclusivo de los hombres ni de todos los hombres. Son actitudes y pensamientos tan naturalizados en la sociedad que a veces surgen, incluso, desde las propias mujeres. Son tantas las maneras en que el sexismo se expresa en nuestra vida cotidiana y que debemos parar de inmediato sin tolerancia. Mujeres y hombres merecen las mismas consideraciones cuando se trata de expresar sus ideas y capacidades y habilidades.
No seamos parte del problema, acabemos con el discurso, no hagas preguntas, comentarios o chistes sexistas y no los celebres.
@KarlaDoula
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