El descontento ciudadano con el PRI es el mayor obstáculo de Meade, y la mayor ventaja de López obrador
Las campañas presidenciales han dado inicio de manera oficial, y mientras la elección se acerca, José Antonio Meade, candidato presidencial del PRI continúa sin levantar en las encuestas y se mantiene en el tercer lugar.
Apostar por un candidato no priista parece no alcanzarle al tricolor en la carrera presidencial, por lo que ha tenido que echar mano de otras estrategias para conseguir que los ciudadanos les favorezcan con el voto.
Meade se ha visto obligado a abanderar al PRI sin mostrar el logo del partido, en su lugar, promueve su campaña con un logo compuesto por tres triángulos de colores que representan a los partidos que conforman su coalición.
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Esta estrategia obedece a la baja popularidad que actualmente tiene el partido gobernante. Prueba de ello es una reciente encuesta del diario Reforma, donde se revela que el 59 por ciento de los encuestados dijo que la máxima prioridad en las elecciones es sacar del poder al PRI.
José Antonio Crespo, analista político del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), aseguró a la agencia AP que Meade “está haciendo lo mejor que puede”, pues ante un panorama tan adverso donde el rechazo al PRI es demasiado, ganar la elección es “una misión imposible”.
Pese a tener una buena carrera como funcionario público y una buena imagen, el exsecretario de Hacienda está cargando con el peso de un partido donde los escándalos de corrupción de sus militantes parecen no tener fin.
La principal ventaja de Meade era el hecho de no estar afiliado al tricolor, no obstante, llevar una campaña demasiado inclinada al PRI le anuló esa ventaja.
“Un candidato que no es militante y además no aparece el logo, queriendo decir ‘oiga, aquí no es el PRI… bueno, sí es pero no es’. Pues no, la gente no se engaña con eso”, dijo Crespo.
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Este hecho ha sido aprovechado por Ricardo Anaya, quien con el segundo lugar en las encuestas ya descarta totalmente a Meade y se presenta a sí mismo como el cambio del futuro.
El panista se describe como una especie de gurú tecnológico en el lanzamiento de productos “inteligentes” y dice que López Obrador representa el viejo pasado estatista del país.
Esta estrategia tiene una debilidad, según Crespo, pues la mayoría de los mexicanos menores de 40 años no recuerdan lo que fue vivir bajo la vieja economía dominada por el Estado que caracterizó a México antes de 1982.
De acuerdo con Crespo, mientras ambos candidatos buscan alcanzar a López Obrador, éste se ha beneficiado de una de las viejas tácticas del PRI: dividir a la oposición.
Hay un gran número de votantes que no simpatizan con el político tabasqueño y que desean que no gane la elección, sin embargo, sus preferencias están divididas entre los otros cuatro candidatos: Meade, Anaya, y los independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez.
Lo que más ha favorecido a AMLO es el descontento ciudadano con el PRI, pues hay tantos votantes enojados con ese partido que es posible que ni siquiera estén escuchando lo que dice López Obrador, y únicamente lo respaldan para quitar del poder al tricolor.
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