Un tema difícil, escabroso, algo espinoso y si se tiene una venda a la mano mucho mejor para tratarlo; así es la forma en la que puedo definir la imagen de la educación en México. Un sistema existente en los archivos y muy contemplativo para la sociedad, la cual es feliz con lo que recibe, pues es un excelente pretexto para en un futuro justificar todos los porqués de la situación del país, tanto política, como económica, social, histórica y todos aquellos contextos que pudiéramos llegar a mencionar.
El sistema educativo en México es muy permisible para sobrellevar la vida de nuestro país, con sus carencias, con sus virtudes pero sobre todo para la sociedad en la que vivimos.
Según lo cita el sitio web Universia: “El informe Competitividad Global 2012-2013 presentado en Ginebra en el Foro Económico Mundial (FEM) que analiza la situación de 144 países, establece que México tiene que resolver algunos problemas respecto a la calidad del transporte aunque su desafío prioritario es mejorar la calidad de la educación que “no responde a la necesidad creciente de un mercado laboral cada vez más sofisticado”.
¿Qué es lo que no funciona en México?, ¿será el sistema educativo?,¿ la forma de trasmitir el conocimiento?, ¿la sociedad? La culpa será acaso del mercado global y de la poca capacidad del gobierno y sociedad mexicana de enfrentar tales desafíos.
Podemos establecer una simbiosis entre economía y educación, la evidencia sugiere que el ingreso del hogar y las condiciones económicas así como la habilidad cognitiva son determinantes importantes dado que predicen la desigualdad en la asistencia escolar a lo largo del tiempo. (Parker pág. 8)
Susan W. Parker menciona que la economía es un factor determinante en la educación, pues las necesidades de supervivencia se enfocan en salir adelante día a día y dejar la vida escolar para “mejores tiempos” por lo que a la larga son los factores que inciden en la educación.
La educación pública parece siempre más una carga para el gobierno que una inversión a futuro para crear una sociedad progresista y de vanguardia. Esto nace desde la educación básica y termina por desarrollarse en la educación superior, lo cual provoca divisiones, quejas, y estancamiento educativo y laboral en nuestro país.
El sistema de educación en México comienza a ser deficiente cuando carece de material humano que conozca o desarrolle el conocimiento adecuado para la época, que tenga conocimiento actual y no atrasado, o peor aún, obsoleto para las necesidades del desarrollo del país.
Para que el sistema educativo mexicano se consolide como tal y su imagen se establezca como digna de ejemplo, se debe incentivar al grupo que es responsable de trasmitir el conocimiento y en gran medida a los responsables de la misma calidad de toda la enseñanza; estamos hablando de los docentes.
He aquí tal vez la imagen tan deteriorada de nuestro sistema de educación: violencia, malos tratos, falta de compromiso, burocracia, plantones, marchas, política, sindicatos, entre muchos otros aspectos negativos que lamentablemente son los estereotipos que se han arraigado dentro del colectivo social y que los medios de comunicación ayudan a trasmitir fuera de nuestras fronteras.
La educación tanto pública como privada se ha convertido en un negocio de “rapiña”, en un negocio donde se explota al máximo una de las necesidades del individuo y de la sociedad para alcanzar el progreso. La educación se ha desviado al camino del negocio, de la ganancia económica sin importar el futuro de la misma educación. Así es como ésta imagen se ha forjado desde mediados del siglo XX.
Desde mi punto de vista, este es el gran problema del sistema educativo en nuestro país, un sistema que se enfrasca más en cubrir las lagunas sociales y familiares en el campo escolar, que en cubrir las necesidades de enseñanza que requieren los individuos.
La falta de credibilidad de nuestro sistema educativo y nuestra propia desilusión de él, es porque todos, docentes, alumnos, gobiernos, padres de familia, directores, están involucrados en la falta de responsabilidad y el conformismo de calidad que se ofrece. Para qué exigir más si con lo que recibo estoy bien; está es una frase que puede ser clave para ver la realidad de nuestro sistema.
Todos somos responsables en mayor o menor medida de lo que sucede en nuestro país, pero hay que ser conscientes de que lo somos y esto será el pequeño gran paso que se requiere para alcanzar el anhelado progreso social.
Por: Fernando Ortíz.
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