Don José Ibarra iba a perder su negocio porque su arrendatario le incrementa el precio del alquiler
Ante la falta de clientes, una vecina hizo una publicación en Facebook para invitar a la gente a acudir a salvar el negocio
La peluquería de José Manuel Ibarra, ubicada en la calle de San Luis Potosí, en la colonia Roma, en la Ciudad de México, ha sobrevivido a tres terremotos y varias crisis económicas, pero recientemente su dueño dio a conocer que está en peligro de cerrar el negocio debido a que su arrendador le incrementó el costo de la renta.
Ante esta situación, Aída Mulato, una vecina de don José se dio a la tarea de compartir en redes sociales varias fotografías de la peluquería para invitar a la gente a que acuda a salvar el negocio.
“Don Manuel lleva más de seis meses en litigio y luchando por no desaparecer. ¿Qué tal que le ayudamos visitándolo, cortándonos el pelo o difundiéndolo?”, escribió Mulato en su perfil de Facebook; dicha publicación fue compartida más de 7 mil 500 veces.
La publicación de Aída tuvo éxito, en pocos días la peluquería se lleno de clientes de la zona y de otros lugares de la ciudad.
https://www.facebook.com/aida.mulatosalinas/posts/10160009498320122
Don José, de 77 años, declaró en entrevista para Verne que en los últimas semanas él llegaba a casa triste porque no tenía gente en su negocio, pero ahora llega cansado por tanto trabajo.
La peluquería de Don José está abierta desde 1940 en el corazón de la colonia Roma, uno de los lugares más cotizados y concurridos para los comercios. En la zona recientemente abrieron dos barberías modernas que desplazan poco a poco a los negocios.
A diferencia de las demás barberías que predominan por la ciudad, la de José Ibarra es una de las más económicas. Mientras que los locales nuevos cobran 500 o 700 pesos por un servicio completo, don José cobra 200 pesos.
“Hay gente que quiere y puede pagarlo, esas cadenas tienen equipo más sofisticado, pero yo digo que no tienen la experiencia y el estilo que yo tengo”, señala el peluquero.
Esta antigua barbería está sentada en un local pequeño de 25 metros cuadrados. El único sillón que conserva del siglo pasado, es uno que adquirió su padre, los demás tuvo que venderlos hace seis meses para poder pagar los gastos del alquiler. Las hojas de afeitar que utiliza las adquiere poco a poco, y él mismo les saca filo, para reducir los costos.
Tras la difusión de las imágenes de esta peluquería, ahora es común observar a hombres haciendo fila de hasta tres horas por un servicio.
Aída comenta que quiso ayudar a José Ibarra a recuperar clientes, quería que el hombre siguiera conservando su medio de subsistencia en un sitio donde la competencia es muy grande.
Además del aumento de clientes, Ibarra consiguió apoyo de un abogado para evitar que su arrendatario le incremente el precio de alquiler.
Ibarra agradece lo que hicieron sus vecinos por él y espera que su pequeño negocio, el cual le heredó su padre continúe vigente.
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