Algunos expertos en prospectiva tecnológica, que tratan de identificar los futuros avances en función de las investigaciones actuales, auguran que en unas décadas será posible digitalizar el yo, esto es, transferir a una máquina o a otro cuerpo nuestras capacidades mentales. Según uno de estos cibergurús, el inventor y director de Ingeniería de Google Ray Kurzweil, antes de mediados de siglo tendrá lugar la aparición de la inteligencia artificial.
El avance potenciará de tal forma los sistemas informáticos que los seres humanos se verán abocados a combinarse con ellos mediante distintos tipos de implantes. De hecho, en su obra The Singularity is Near Kurzweil sostiene que esto permitirá simular con el máximo detalle la actividad de todas las estructuras cerebrales de un individuo, por ejemplo, la de cada una de sus 85.000 millones de neuronas. En teoría, de este modo sería posible convertir en datos su memoria, habilidades y personalidad, hacer copias de seguridad de ellas o incluso instalarlas en estructuras no biológicas mucho más duraderas que el cuerpo de una persona, un proceso que se conoce como inmortalidad digital.
Ese es el objetivo último del Proyecto Avatar, impulsado por el multimillonario ruso Dmitry Itskov. Para ello, están previstas cuatro fases: Avatar A (entre 2015 y 2020), a la que se llegará cuando podamos controlar un androide a distancia con nuestro pensamiento; Avatar B (2020-2025), consistente en el trasplante de la masa gris de una persona fallecida a un robot; Avatar C (2030-2035), que permitirá crear un androide con un cerebro artificial donde se volcará la conciencia individual, con todos sus recuerdos y conocimientos; y, finalmente, Avatar D (2040-2045), momento en que la mente del ser humano será transferida a un avatar holográfico basado en simple energía, libre de ataduras físicas.
Fuente: Muy Interesante
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